viernes, 14 de enero de 2011

Y escapar...

 Como cada día, al caer la noche y asegurarse de que todos dormían, huyó de la rutina diaria y escapó a un lugar del que solo ella era dueña de su vida. Aquel que solo ella podía encontrar y disfrutar al menos durante unas pocas horas. Unos pocos instantes que la hacían crear un mundo imaginario e irreal pero donde las penas desaparecían y podía ser un poco feliz. Estaba pintado con hermosas palabras e increíbles hechos que borraban los momentos más oscuros y tristes que tenía su vida. Allí podía olvidarse de todo y simplemente disfrutar, inocente y risueña, dándole un toque de aire fresco a su vida. Tristemente, como todo lo bueno, terminaba. Cada mañana al sonar el despertador se despertaba de esos largos sueños que tan bien le hacían. Cada mañana interrumpía esa gran película que se proyectaba por la noche en su cabeza. Gracias a ellos podía levantarse cada mañana con una sonrisa en la cara y enfrentarse a los problemas del día a día. Eran sueños al fin y al cabo, pero  la hacían despreocuparse y disfrutar. Sueños que la transportaban a lugares especiales y que solo ella conocía. Sueños...
                 Sueña siempre y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr.

Laura :)                                                                                                                                                 

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