Una vez más se había hundido, no podía evitarlo, cualquier mínimo recuerdo suyo le hacía caer. Estaba muy acostumbrado a hacerlo y creía que eso tendría que continuar con él para siempre. No era capaz de cerrar esa puerta y de continuar con su vida. Sus recuerdos eran siempre los mismos y no ponía ningún empeño en hacerles callar. Sus continuas caídas solo hacían que se fuese quedando más solo, debilitándose. Debía encontrar un motivo al que aferrarse en esos momentos de tristeza, pero no se esmeraba en conseguirlo y en eso nadie podia ayudarle. Hasta que un día, algo dentro de él despertó, unas ganas tremendas de vivir surgieron de repente de su interior y gracias a eso pudo salir del oscuro agujero en el que se había quedado. El motivo, nadie lo supo nunca, pero gracias a él pudo recuperar su felicidad.
Siempre hay un motivo, una persona o un pensamiento por el que vale la pena seguir luchando.
Laura:)
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