jueves, 30 de diciembre de 2010

De BSO, el mar.

 Última noche del año. Última entrada hasta el año que viene. Solo he de decir que ha sido un placer poder compartir mis noches, llenas de pensamientos y de sentimientos con vosotros. Espero que tengáis un año maravilloso. Gracias de corazón.

 Como cada tarde se calzó sus sandalias y salió con la toalla a un hombro. Recorrió el pequeño camino que la separaba del mar y la llevaba hasta la playa, su pequeña playa. Extendió la toalla y se tumbó. Se puso su sumbrero y se relajó. Amaba tumbarse cada tarde allí a observar el ir y venir de las olas, de gente, de recuerdos... De fondo tenía a la mejor banda sonora, el sonido de las olas al chocar contra las rocas, qué bien le sentaba. Era ese el momento del día que dedicaba a reflexionar sobre su vida, sobre sus decisiones y sobre sus pensamientos. No era fácil puesto que nunca había sido una chica de ideas claras. Se confundía y metía la pata una y otra vez pero eso le servía para darse cuenta y corregir sus errores. Por eso le gustaba sentarse allí, le aclaraba la mente. El intenso azul del mar la relajaba y alejaba los pensamientos tristes o erróneos. Pensaba con la cabeza despejada, aprovechaba para descansar y para escribir. Esto le servía para ordenar su mente, sus ideas. Además, disfrutaba. Al caer la tarde, cuando el sol se ponía, solía recoger sus cosas y emprender el camino de vuelta a casa. Sin embargo esa tarde no le apetecía volver, quería quedarse allí. Había entablado una bonita amistad con el mar y prefería quedarse charlando con él, al menos unos instantes más. Esa noche no volvió a casa a dormir, durmió en la orilla del mar, mientras éste le susurraba dulces palabras para hacerla caer en el mejor de los sueños.
Laura :)                                                                                                                                               

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