martes, 1 de febrero de 2011

El principio es siempre lo más complicado.

 Una densa capa de nieve cubría la pequeña ciudad. El humo salía de las chimeneas de las casas y se respiraba un aire invernal que hacía tiempo que no aparecía. En los rincones encontramos parejas de enamorados, cubriéndose del frío con grandes abrazos y suaves besos. Amándose al fin y al cabo. En cambio, ella deambulaba por las calles y se paraba en las esquinas para contemplar la escena del paisaje invernal, le recordaba tanto a él...En ese momento deseaba tener a alguien al que aferrarse debido al frío, pero no podía, algo se lo impedía. Abandonó ese castillo de ideas y volvió a la fría calle parisina. Sintió frío y decidió entrar en una pequeña cafetería. Pidió su café de siempre, solo y con dos nubes. Pagó y salió, y en ese momento un dulce chico le sonrío pero ella le ignoró, no podía siquiera apreciarlo.  De vuelta a casa absorta en sus pensamientos tropezó con algo que pareció ser una sombra, pero pronto se dió cuenta de que una nota volaba en el aire, posándose suavemente en el helado suelo. Se agachó, la cogió y sorprendida leyó:
Parece que una señal acababa de aparecerse ante sus narices. Así que recordó que era hora de olvidar y de abrir nuevas puertas al futuro. Era hora de dejarlo pasar e intentar ser feliz. Era hora de volverse a enamorar.                                

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