lunes, 13 de junio de 2011

Conversaciones de madrugada

 Bien entrada la madrugada, antes de que el sol hiciese su apoteósica aparición, despertó sobresaltada. Creyó escuchar algo o alguien tras la puerta, se levantó y caminó cautelosamente hacia ella. Asomada a la puerta logró vislumbrar a dos personas sentadas en su salón charlando animadamente. Sorprendida, afinó el oído y escuchó al optimismo y al pesimismo discutiendo sobre los problemas que a ella le preocupaban. Se fue acercando a ellos y, sigilosamente, se sentó al lado de ambos a contemplar la escena. Llevaba varios días comiéndose la cabeza con los males que ambos discutían, la asustaban y la hacían querer dar marcha atrás. Sin embargo escuchando al optimismo, estos problemas parecían estupideces y con un simple hecho, se podrían mejorar. Él le buscaba la parte buena de esa nueva aventura y la animaba a disfrutarla, esa parte no la había contemplado hasta el momento. Siempre escuchaba al pesimismo que se regía sobre ella. No lograba pensar en ello sin derramar alguna que otra lágrima y se cegaba de las cosas que realmente valían la pena. De hecho, parecía que el mundo se le iba a caer encima cuando, en realidad, se ahogaba en un vaso de agua. Una vez que el optimismo y el pesimismo concluyeron su conversación, se despidió de ellos y volvió a la cama. Quedándose en ella reflexionando hasta que aparecieron los primeros rayos de sol.
 Busquemos el lado positivo de las cosas, de no ser así nos perderemos numerosos instantes importantes y la vida se forma con momentos, si nos perdemos los mejores, no podremos recordarlos nunca.

Empezando a aplicarme el cuento, con cariño: Laura :)

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